Tema 08: DIOS DE NUESTRO LADO
Capítulo 01: PASEMOS AL OTRO LADO Serie: YARESH Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza (RVR60) (Marcos 4.39). Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y dijo a las olas: «¡Silencio! ¡Cálmense!». De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma (NTV). PRINCIPIOS 1. La primer frase, “Y levantándose”, nos habla de la actitud del Señor para actuar a favor de los discípulos. El salmista dijo: Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío (Salmos 3.7). No sólo es una actitud determinante demostrando un alto estándar de compromiso, sino la responsabilidad de un padre para con un hijo. Cuando nos recostamos en el costado de Jesús como lo hizo Jesús, estamos reconociendo que él es nuestro Padre y que nos ha recibido como sus hijos. 2. Saber que Dios está comprometido con nosotros como sus hijos debe traernos confianza para caminar a pesar de las tormentas más difíciles. Recordemos que Él es el todopoderoso, omnipotente, de hecho, le pregunta a su profeta: He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí? (Jeremías 32.27). Lo difícil para nosotros es algo fácil y sencillo para nuestro Creador. ¡Él es el Dios de los imposibles! 3. Enseguida Jesús reprendió al viento. En esta acción vemos dos cosas impresionantes, primero usa la palabra “reprendió” que se traduce como “imponerse sobre”, “estar por encima”. Jesús está sobre toda tormenta sin importar el origen ni el motivo. ¿Cuál tormenta? ¡Cualquier que se presente en nuestro caminar! No hay tormenta que el Señor no pueda reprender o destruir, nuestra confianza completa en su poder nos debería impartir seguridad en el camino. 4. En segundo lugar, Jesús se puso por encima del viento. La raíz de la tormenta era un viento fuerte. Así como Jesús fue a la fuente del problema para defender a sus discípulos, nuestro Dios va directo a la raíz de lo que nos puede detener. Cada tormenta en la vida tiene una raíz, un principio, en algún lado inició, así que Jesús va directo a la raíz para arrancar esa tormenta de una manera permanente. APLICACIÓN ¿Cómo vemos la tormenta? Puede ser un imposible para nosotros, algo con lo cual no nos consideramos aptos para tratar, es entonces donde dependemos de la competencia de Dios y no de nosotros, es el momento de la confianza y dependencia del Señor en forma completa. Es ahí donde podemos decir al Señor que realmente podemos confiar en su amor y gracia por nosotros. DECLARACIÓN DE FE Estoy dispuesto a confiar plenamente en el amor del Señor por mi como su hijos. Amén. ORACIÓN ¡Alma mía alaba a tu Dios porque grandes son sus maravillas! Hoy mi espíritu toma paz y clama porque es libre para esperar en la gracia divina. Hoy mi carne se somete con confianza a la guía del Espíritu Santo, no contenderé con sus decisiones, mi carne se doblega al amor incondicional de mi Dios. Gracias Jesús por no abandonarme jamás. Amén.