VENCIENDO LA ANSIEDAD

Tema 08: VENCIENDO LA ANSIEDAD
Capítulo 6: SALUD INTEGRAL
Serie: SABIDURÍA PARA VIVIR

La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime, pero la buena palabra lo alegra (Proverbios 12.25; NBLH).
Pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa (Marcos 4:19).

PRINCIPIOS
1- La ansiedad es prima hermana del temor. En el mundo de la psiquiatría y sicología, la ansiedad es cómo un paraguas que cubre diversos grados de ansiedad y temor, desde el más leve hasta el más extremo. ¡Periódicamente sentimos ansiedad! Pero mientras la ansiedad se pueda controlar y no se vuelva extrema o excesiva, no interferirá con nuestras actividades normales diarias. La palabra en español “ansiedad” se deriva del vocablo latín angere que significa “ahorcar o ahogar”. Los que viven en continua ansiedad experimentarán que las preocupaciones e inquietudes de la vida ahogan el deseo de aplicar en forma personal la palabra de Dios a su vida.
La ansiedad nos convierte en personas sumamente vulnerables y débiles emocionalmente. De hecho, produce un sinnúmero de enfermedades fisiológicas que pueden llevarnos a crear ataduras espirituales para permanecer en oscuridad.

2- ¿Cómo entendemos la ansiedad de una manera simple?
* La ansiedad es la intranquilidad o preocupación por una amenaza o de algo desconocido y se caracteriza por preocupación extrema o temor interminable.
* La ansiedad señala un resultado incierto, la premonición de que algo va a pasar, pero no hay seguridad de ello; o el temor de que algo pasará, pero no se sabe si pasará o no.
* La ansiedad excesiva involucra una sobrestimación de la probabilidad de un peligro y una exageración de su grado de “algo horripilante”.
* La ansiedad evoluciona en desorden cuando se vuelve tan intensa, que ocupa la totalidad de los pensamientos, sentimientos y acciones impidiendo que la persona viva normalmente.
* Cualquiera que padece desorden de ansiedad se siente aislado, solo y diferente, como si fuera la única persona en todo el mundo que ha sido atacada por “esta cosa tan terrible”.

3- Hay un tipo de ansiedad que actúa como un valioso estímulo en la vida porque nos motiva. Es la fuerza que nos impulsa a ocuparnos adecuadamente de personas o situaciones que lo requieren. Un ejemplo de esta preocupación positiva lo tenemos en la actitud de Pablo por las iglesias: Además de tales cosas externas, está sobre mí la presión cotidiana de la preocupación por todas las iglesias (2Corintios 11:28). La palabra usada aquí -merimna- es la misma que Jesús utiliza en Mateo 6:25 para condenar cierto tipo de ansiedad, lo cual nos demuestra que el problema no está en la ansiedad en sí misma, sino en su contenido -el qué nos preocupa- y en las actitudes que la rodean.
En su sentido positivo, la ansiedad es una fuerza que nos lleva a tomar decisiones y dar pasos necesarios para afrontar mejor cualquier problema. Sin embargo, una cosa es ocuparse y otra preocuparse. La ansiedad en su sentido más popular conlleva la idea de una preocupación excesiva por el futuro, cercana al miedo, que puede erosionar y hasta paralizar la capacidad de lucha. No olvidemos que la palabra ansiedad -o su sinónima angustia- proviene de una raíz etimológica que significa estrechez, desfiladero, algo que ahoga u oprime.
¡Sino destruimos este tipo de ansiedad tendremos muchos problemas, porque suele actuar como un lastre en la vida!

4- El antídoto por excelencia a la ansiedad es, sin duda, la oración. El apóstol Pablo nos ha dejado un gran legado en este pasaje maravilloso de Filipenses 4:6-7: Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante del Dios y Padre en toda oración y ruego, con acción de gracias. Cuanto más aprendemos a desarrollar un sentido constante de la presencia de Dios en nuestra vida -esto significa la expresión «orar sin cesar»- tanto más vamos a experimentar el ungüento de la paz de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Todos experimentamos ansiedad, pero no todos la experimentamos de la misma manera, por la misma razón, o al mismo grado. ¡Por lo regular queremos evitar la ansiedad como si fuera una plaga! Sin embargo, no debemos temer a la ansiedad, sino entenderla y usarla para motivarnos a confiar más y más en Dios. No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí (Juan 14:1).

APLICACIÓN
La ansiedad incluye sentimientos de angustia, nerviosismo y preocupación. Como vivimos en un mundo inestable, cualquier ser humano es propenso a sufrir ansiedad, la preocupación no tratada siempre abrirá una brecha para sufrir trastornos mentales y enfermedades fisiológicas. Es por esto el consejo del apóstol Pedro. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros (1 Pedro 5:6–7). Nuestra ansiedad debe ser puesta bajo la mano poderosa de Dios, que simbólicamente son los cinco ministerios que Dios ha levantado para edificar al cuerpo de Cristo. De cualquiera de estos cinco “dones-hombre” podremos ser direccionados para erradicar la ansiedad de nuestras vidas. El crecimiento espiritual siempre nos permitirá tener la fuerza para tener victoria.

ORACIÓN
Dios precioso y maravilloso, lleno de gracia y bondad, agradezco tanto que me direcciones en tener salud en todos sentidos al vencer la ansiedad, se que el ser una persona obsesiva y que no atiendo mis necesidades cuando estoy angustiado, el enemigo se aprovechará para golpearme y traerme tormentos que minen mi salud. Hoy determino luchar con toda mi fuerza para avanzar en la vida con salud emocional, física y espiritual. Gracias Jesús, amén!!

Con amor… Dr. José Félix!!!

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