Salmos 71:9-18
Hace unos días me quedé meditando en cuan rápido pasan los años, mi hija Iris me estaba cortando el cabello y el pelo cano (gris) caía al piso. De inmediato pensé: ¡Me estoy haciendo viejo! En realidad no lo estoy tanto, apenas acabo de llegar a los 60´s, pero pareciera que en esta edad el tiempo pasa más rápido.

El único tipo de «gris» aprobado en la Biblia es el «pelo gris», el cual es visto como una honrosa corona que se obtiene en el camino de la justicia (Proverbios 16:31). Este versículo me anima poderosamente, porque sé que ahora puedo entregar algo que muchas personas necesitan: ¡Sabiduría!

¡El salmista está decidido a terminar bien su recorrido en esta tierra y clama con fuerza a Dios! No me deseches en el tiempo de la vejez; Cuando mi fuerza se acabare, no me desampares. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir (Salmo 71:9,18).

Pareciera que entre más tiempo pasa, las fuerzas disminuyen, y la fragilidad trae consigo cobardía para emprender mayores y grandes proyectos. El estancamiento viene después que nos sentimos disminuidos, parece que la quietud se hace más presente que la hiperactividad de la juventud.

¡El salmista pone con traste el terminar bien con el terminar humillado! Ciertamente podemos terminar en honra, en victoria, prosperidad, o podemos terminar trágicamente humillados. El sabio dijo: Corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia (Proverbios 16.31). Esto es motivante, saber que el caminar en justicia nos depara una corona de honra en la vejez.

Una parte clave de terminar bien en esta vida es planificar la sucesión, que y a quién le dejaremos un legado. Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir (Salmos 71.18). Se ha dicho que es importante seguir a un Pablo, formando a un Timoteo. Un David dejado una gran herencia a un Salomón. ¡Mi compromiso esta ahí, la senda en que caminamos nuestra vida! ¡Un camino de justicia!

¡Terminaré bien! ¡Llegaré hasta al final en honra y victoria! ¡Seré valiente para emprender proyectos gloriosos y la cobardía no será parte de mi destino!

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo (1 Tesalonicenses 5.23).

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