¿A dónde desapareció Isaac? Esta pregunta ha ocasionado numerosas retóricas y conjeturas – ¿Adónde fue Isaac después del sacrificio? Las Escrituras nos relatan solamente acerca del regreso de Abraham. Y volvió Abraham a sus siervos, y se levantaron y se fueron juntos a Beerseba; y habitó Abraham en Beerseba (Génesis 22.19). Isaac fue con Abraham al monte Moriah donde sería sacrificado, después de aquella extraordinaria experiencia Isaac desaparece del escenario.

Ni siquiera se presenta en la muerte de su madre. Después de esto sepultó Abraham a Sara su mujer en la cueva de la heredad de Macpela al oriente de Mamre, que es Hebrón, en la tierra de Canaán (Génesis 23.19). Y no se sabe a ciencia cierta donde se refugio en ese tiempo que puede haber sido meses o años.

Isaac desapareció y no vuelve aparecer hasta justo antes de su encuentro con su futura esposa. Y venía Isaac del pozo del Viviente-que-me-ve; porque él habitaba en el Neguev. Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían (Génesis 24.62-63). Isaac había vuelto del pozo del Viviente-que-me-ve. Si no sabes Hebreo, este nombre no significa nada. Sin embargo, en Hebreo, tiene un significado profundo: “¡El pozo del que me ve vivo!”

Mientras Isaac había desaparecido del escenario de los hombres, nunca desapareció de la vista de Dios. Aunque sus padres no han podido verlo (y probablemente estaban preocupados), y aunque no era visible a nosotros, Dios si lo vio y sabía todo acerca de él – tal como ve a ti y a mí: ¡El que me ve vivo! Esto es extraordinario, Isaac fue estirado a un nivel glorioso de fe en ese tiempo apartado con el Dios viviente.

En ese tiempo de retiro de Isaac, Abraham envía a su criado a buscar esposa para su hijo. El encuentro es sumamente extraordinario. Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello; porque había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el criado había respondido: Este es mi señor. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió (Génesis 24.64-65).

Rebeca, una mujer joven, toma una decisión increíble que cambia su vida: dejar su hogar e ir a Canaán a casarse con Isaac. La traducción hebrea dice que cuando Rebeca ve a Isaac por primera vez, ¡literalmente se cae de su camello! La traducción al español – se bajó enseguida del camello (Génesis 24:64) -, no refleja correctamente el hebreo, que indica que Rebeca se cayó en lugar de un descenso normal. Pero la verdadera pregunta es: ¿por qué Rebeca se cayó del camello?

¿Qué sucedió antes de que Rebeca se cayera? Isaac había vuelto de Beer Lajay Roi (Génesis 24:62), es decir, del pozo del Viviente que me ve. Este profundo nombre nos dice que, incluso después de hacer su compromiso en el Monte Moriah, cuando Isaac desapareció de la vista de todos, él no desapareció de la vista de Dios. El Padre Celestial lo devolvió luego de la terrible conmoción por la que había pasado: ¡el que me ve, vive!

Luego del tiempo que había pasado con Dios, algunas interpretaciones sugieren que Isaac debe haber estado resplandeciendo con la luz de Dios y brillando con la gloria de Dios. Ella vio su majestuosa apariencia y quedó maravillada por él. Isaac está saliendo del desierto, irradiando la luz de Dios y deslumbra a Rebeca cuando ella posa los ojos en él por primera vez. 
 
Quizás ésta sea otra razón por la cual “ella tomó el velo y se cubrió” (Génesis 24:65). Por supuesto, una novia tenía que estar cubierta ante la presencia del novio. Sin embargo, tanto su caída del camello como el hecho de cubrirse a sí misma tienen más sentido si imaginamos que Isaac brilla y deslumbra a Rebeca.

La misma experiencia que tuvo Moisés cuando estuvo con Dios 40 días con sus noches en El Monte Sinaí. Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios. Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él (Éxodo 34.29-30).

¿Qué pasó en El Monte de la Transfiguración? Y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él (Mateo 17.2–3).

Resumimos tres puntos dignos de tomar en cuenta:
1- La intimidad con nuestro Creador esta disponible para el que anhela estar con él.
2- Su esencia, sustancia, trae su resplandor y su gloria es manifestada en nosotros.
3- Su resplandor es visible delante de los que nos rodean.

En la oración sacerdotal, Dios expresa su deseo: Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia (Números 6.25). El mismo salmista pidió el cumplimiento de esta promesa: Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo (Salmo 31.16). Nuestro eterno y glorioso Dios es el mismo de ayer, hoy y mañana, podemos vivir esta experiencia en nuestras vidas y ver el cumplimiento de esta promesa de manera tangible hoy mismo.

Con amor… Dr. José Félix!!

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