Tema 19: LA SANGRE EN LA CONQUISTA
Capítulo 02: TIEMPO DE CONQUISTA Serie: YARESH Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Romanos 5.1–2). PRINCIPIOS 1- Gracias a la sangre tenemos la oportunidad de entrar al lugar donde se encuentra el trono del Creador. Del trono recibimos tres llaves gloriosas que abren tres puertas de bendición: 1. La puerta de la gracia; 2. La puerta del cielo; 3. La puerta al corazón del Padre. Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Romanos 5.1–2). Cuando Adán y Eva pecaron se les cerró la puerta del Edén. Pero Cristo vino para abrirnos estas tres puertas que vienen directo del trono de nuestro Dios. 2- Tenemos grandes beneficios o a través de la sangre. Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 5.1). Primero que todo, estamos justificados, y segundo, tenemos paz en Cristo. La barrera que el pecado levantó entre Dios y nosotros se destruye a través de la reconciliación, y podemos tener paz con el Señor. Un tercer beneficio que recibimos a través de la sangre de Cristo es el acceso a la gracia de Dios. La pared que existe entre Dios y nosotros tiene una puerta de libre acceso. Podemos ir a la conquista de nuestro futuro seguros que encontraremos la ayuda de nuestro Dios. 3- La reconciliación está en el corazón del plan Dios. No fue una decisión repentina, sino que fue tomada antes de la creación del mundo. Lo vemos en los sacrificios, en el tabernáculo y en las fiestas ordenadas para el pueblo de Israel. Las llaves están en nuestras manos, las puertas están siendo abiertas, tenemos libre acceso a la gracia divina, el don de Dios que NO nos merecemos pero por la sangre nos hace acreedores. La sangre nos abre la puerta del cielo para ser bendecidos desde el trono de nuestro Padre. Yarésh nos da la determinación para creer y tomar esas llaves, abrir las puertas y entrar para poseer. 4- Estamos bajo la gracia divina, ahora entendemos que muchas cosas no las merecíamos a causa de nuestra maldad, pero ahora la gracia nos acerca a recibir lo que el Padre ha diseñado para nosotros. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. (Romanos 6.14). ¡Qué gozo! ¡Él remueve el poder del pecado! La unción Yarésh nos impulsa a tomar los que nos pertenece. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. (Romanos 5.9). APLICACIÓN Dios prometió a su pueblo abrir la puerta del cielo: Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado (Deuteronomio 28.12). ¿Dónde esta el buen tesoro de Dios? ¡En el cielo! Dios le promete al rey Ciro: Te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre (Isaías 45.3). ¡La promesa para Ciro ahora nos pertenece, tenemos acceso a esos tesoros escondidos por medio de la sangre de Jesús! DECLARACIÓN DE FE Mi Padre me ha dado tres llaves para abrir tres puertas poderosas, estoy listo para entrar por ellas. Amén. ORACIÓN Dios maravilloso, hoy puedo entender que el pecado cerró las puertas del Edén y de las bendiciones que el Padre tenía para nosotros, pero hoy también tengo entendido que tengo las llaves para abrir esas puertas para tener acceso a los tesoros escondidos del Padre para mí, sé que tengo que luchar, pero al final, sé que tendré la victoria para disfrutar de la gracia divina. Amén.Tema 08: LA VIDA DE DIOS EN NOSOTROS I Capítulo 6 I Serie: YARESH
Tema 08: LA VIDA DE DIOS EN NOSOTROS Capítulo 06: OLAS DE GLORIA Serie: YARESH Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu