Tema 15: ORGULLO VS HUMILDAD
Capítulo 6: SALUD INTEGRAL
Serie: SABIDURÍA PARA VIVIR
Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos (Mateo 18:4).
PRINCIPIOS
1- La palabra orgullo tiene dos significados: El espíritu de soberbia que se siente superior (una característica negativa). El espíritu de satisfacción placentera de valor adecuado (una característica positiva).
En griego, la palabra huperephanos significa “arrogante, soberbio o con actitud de superioridad” (huper significa “sobre”, phainomai significa “aparecer”). En el Nuevo Testamento, la palabra orgullo casi siempre tiene una connotación negativa, pues comunica altivez, desdén y soberbia. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos (2Timoteo 3:2).
2- La palabra humildad tiene dos significados: Un espíritu de respeto, deferencia y mansedumbre (una característica positiva). Un espíritu de insignificancia, de subordinación y de inferioridad (una característica negativa). En griego, la palabra tapeinos significa “humilde de espíritu o manso”. En el Nuevo Testamento la humildad casi siempre tiene una connotación positiva, pues comunica bajeza (en el buen sentido) o humildad de mente. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos (Mateo 18:4).
Por lo general la persona orgullosa no reconoce sus debilidades, al contrario, se mofa de ser grande y fuerte, aunque cualquier puede ver la falta de virtudes por su orgullo manifestado, él nunca mostrará una cara que le haga sentir débil. Al contrario, la persona humilde muestra sus debilidades sin el menor problema de sentirse humillado o menos que los demás. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte (2Corintios 12:10).
3- Regularmente las personas orgullosas buscan brillar, levantan su autoestima en base a la vanagloria y logros personales. Esto les hace sentir fuertes e importantes. Mientras que las personas humildes hacen todo buscando el beneficio de los demás sin importar cuanto puedan beneficiarse, crecer o ser más grandes. Alábete el extraño, y no tu propia boca; el ajeno, y no los labios tuyos (Proverbios 27:2).
Cuando algo incómodo sucede, la persona orgullosa de inmediato busca defenderse, justifica sus faltas con agresiones y violencia de todo tipo. Los humildes están dispuestos a dejar pasar la ofensa y fácilmente perdonan, sus relaciones son firmes y duraderas. La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa (Proverbios 19:11).
4- Las personas orgullosas siempre estarán buscando la racionalización, usan el conocimiento adquirido para traer prosperidad. Su filosofía es “tener para ser”. El orgulloso dice: “Cuando más tengo, soy más poderoso”. La perspectiva del mundo es muy diferente a la de Dios. La filosofía del humilde es: “primero soy y luego tengo”, anteponiendo el reino y su justicia antes que las “bondades” que el mundo ofrece.
La sabiduría del orgulloso es el conocimiento aprendido y las normas humanas, no importa el costo de crecer, ni tampoco cuántas personas salgan heridas, para él, lo prioritario es empujar por encima de cualquier cosa hasta llegar a ser más que los demás. Para el humilde la regla de oro es la más importante: El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia (Proverbios 9:10).
5- El orgulloso es independiente, regularmente, es terco y obstinado, solo mira para si mismo y el consejo de las personas sabias no es tan importante. Para el humilde el valor que representa la palabra de Dios es prioridad: El camino del necio es derecho en su opinión; mas el que obedece al consejo es sabio (Proverbios 12:15). Por lo general las personas humildes siempre buscan rodearse de personas sabias que puedan escuchar la voz del Padre, y bajar los diseños divinos para certificar que la senda en la que caminan es la correcta según el plan de Dios.
El orgulloso se preocupa mucho por su imagen y por la aprobación de las personas que le rodean. Cuando ejercen poder sobre los demás les hace sentir mucho más fuertes. Por eso, muchas personas orgullosas buscan cargos de alto nivel para tener poder sobre las personas y asegurar una posición que les de brillo. En cambio el humilde siempre busca la aprobación del cielo. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo (Gálatas 1:10).
APLICACIÓN
Las personas orgullosas regularmente perciben la humildad como una debilidad. Cuando sienten que están cediendo derechos a los demás les hace sentir que están perdiendo poder y autoridad. Entonces ejercen un mayor control para demostrar que son fuertes. En cambio el humilde toma la humildad como una fortaleza. Servir es un privilegio, levantar a otros es una virtud única, hacer que otros sean más grandes y estén en una mejor posición es su desafío mas alto. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos (Mateo 18:4).
El orgullo viene de perseguir los valores del mundo. Seguir conceptos de éxito como: Tener altos logros, aceptación, tener bienes y riqueza, desarrollar dones y habilidades, adquirir reconocimientos y que su luz brille en medio de la sociedad. He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, sino que confió en la multitud de sus riquezas, y se mantuvo en su maldad (Salmos 52:7).
En cambio la humildad siempre buscará sacar lo mejor de las personas para servir a los demás con sus bondades, desarrolla capacidades no para engrandecerse así mismo, sino para ser útil a un fin. Dios siempre premiará aquellos que son incondicionales para servir a otros y engrandecer su reino en esta tierra. Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes (Santiago 4:6).
ORACIÓN
Precioso Señor y Dios mío, estoy tan emocionado de vencer el orgullo con la humildad, por favor ayúdame a ser una persona humilde que valora tu presencia y siempre estará listo para servir a las personas que me rodean. Quiero ser un servidor incondicional de tu reino sirviendo con pasión a los demás sin esperar nada a cambio. Amen!!
Con amor… Dr. José Félix!!