Devocional: Unción – Tema 02: TENER EL BIEN DE DIOS – Dr. José Félix C.

Tema 02: TENER EL BIEN DE DIOS Capítulo 08: BENDECIDOS Serie: UNCIÓN Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán (Deuteronomio 28.2; 15). “El BIEN de Dios en nuestras vidas es tener acceso a todo lo que nuestro Padre es” PRINCIPIOS 1. ¿Qué es bendición? Todo y cualquier bien dado por Dios a quienes le temen. Según el espíritu de ambos Testamentos, las bendiciones sólo pueden administrarse mediante la aceptación de los términos de las alianzas y los pactos divinos, cuyas cláusulas se hallan escritas claramente en las diversas secciones de las Sagradas Escrituras. En el pacto con su pueblo, queda esto muy patente. En primer lugar, les expone Jehová a los hebreos los términos del pacto: Israel habría de serle una nación exclusiva, sacerdotal, real y profética; lo tendrían siempre como su Rey, aunque la realeza la ejerciera un apoderado. Obedecida esa cláusula, se comprometía el Señor a darles todas las bendiciones incluidas en el capítulo 28 de Deuteronomio. 2. La bendición que Dios nos tiene reservada como sus hijos requiere obediencia. Esto nos lleva a un segundo principio: las bendiciones de Dios están ligadas a la obediencia. Nunca debemos olvidarnos de que el arca llegó a casa de Obed-edom a causa de la desobediencia de David y de los levitas al hacer uso de un procedimiento erróneo para trasladarla. ¿Deseamos las bendiciones de Dios? ¡Necesitamos repasar el asunto de la obediencia! Un salmo atribuido a los hijos de Coré dice del Señor: No quitará el bien a los que andan en integridad (Salmos 84.11). 3. Frecuentemente hablamos de la bendición sobre Abraham a causa de su obediencia cuando le fue ordenado sacrificar a su único hijo. Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz (Génesis 22.15–18). Observemos la frase final: ¡Por cuanto obedeciste a mi voz! 4. Se traduce bendición como tener el bien de Dios. Sabemos que la bendición permanente de Dios se perdió cuando Adán y Eva pecaron, la desobediencia los apartó de la gracia divina. Pero Jesús vino para rescatar la bendición permanente, por eso Pablo escribe: Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo (Romanos 5.17). Como hijos de Dios tenemos la legalidad para tener todo el bien del Padre para nuestras vidas. Después de redimir a su pueblo, Dios les promete: Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite, y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor (Jeremías 31.12). APLICACIÓN La bendición que Dios ordenó a los sacerdotes que declararan sobre el pueblo nos habla de su corazón para los que le amamos. Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré (Números 6.23–27). ¡Y yo los bendeciré! Este es el deseo más grande de Dios para sus hijos, darnos todo su bien, entregarnos todo lo que requerimos para tener calidad de vida y cumplir nuestro propósito eterno en esta tierra. DECLARACIÓN DE FE Hoy recibo la bendición de mi Padre, tengo las competencias para ser grande en esta tierra. Amén. OREMOS Dios maravilloso, muchas gracias por bendecirme, entiendo que todo el bien de Jehová está disponible para los que te amamos y obedecemos.

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