Creo en Dios o LE creo a Dios

¿Creo en Dios o LE creo a Dios?

ANA, LA MADRE DE SAMUEL

Nadie puede lograr grandes cosas para Dios sin fe. De hecho, Hebreos 11:6

dice que sin fe es imposible agradar a Dios. La historia fue escrita por personas que se atrevieron a creerle en Dios para lograr lo imposible, y por lo general sobrepasaron grandes obstáculos personales para llegar a sus metas.

Cuando se nos presenta a Ana por primera vez (cuyo nombre significa “gracia”) en 1Samuel 1, se nos dice que deseaba tener un hijo a pesar de ser estéril. No creo que el deseo de Ana fuese solamente un deseo maternal. Esta no es la historia de una mujer que quiere tener un bebé en brazos para sentirse bien acerca de sí misma; no quería un bebé para pasearlo en un cochecito y demostrarle a los vecinos de que sí era fértil. Al contrario, Ana quería un bebé porque estaba preocupada por la condición espiritual de su nación.

El relato sobre Ana menciona que Elí era el sacerdote del Señor en ese entonces, y que sus hijos, Ofni y Finees, estaban a cargo de las tareas sacerdotales en Silo. Más tarde vemos que los hijos de Elí estaban en rebelión contra Dios; cometían inmoralidades sexuales en la casa de Dios y manejaban mal las ofrendas con codicia (1Samuel 2:12-17, 22-25).

¡Su comportamiento muestra que Israel estaba en un estado de deterioro espiritual!

Observa esta mirada acerca de la fe de Ana, quien era una mujer de oración que luchaba por su pueblo. ¿Porque pedía un hijo? ¿Estaría Ana preocupada por la nación al punto que quería un hijo para que fuera la vasija profética De Dios en la salvación de su pueblo? ¿Quería que su hijo creciera y fuese el profeta del Señor?

¡Dios no permite que los escogidos confíen en sus propias habilidades! Él hace que las tareas sean imposibles para que cuando llegue la respuesta sobrenatural, solamente Dios se lleve el crédito. En el caso de Ana, Dios se le acercó. La Biblia dice que Dios le cerró el vientre (1Samuel 1:6). No lo cerró permanentemente, pero Él hizo que su habilidad natural se apagara por un tiempo para que fuese restaurada en el momento apropiado. Y puso a Ana en un ambiente difícil para poder moldear su fe para una tarea especial.

¿Te das cuenta? ¡Dios preparó el escenario! Lo hizo con Ana y lo hace también con nosotros. Es muy posible que haya una DEMANDA para tratar con cosas específicas en el entorno donde vivimos, para ello, Dios necesita una vasija profética.

¿Cómo entrar en el plano de Dios? Recomiendo cuatro cosas muy importantes para vencer toda resistencia:

1- Olvida la crítica

El esposo de Ana, Elcana, tenía una segunda esposa, Penina y no era una mujer agradable para la convivencia. ¿Puede imaginarse cada mañana, levantándose para preparar el desayuno, y ver a la otra esposa de su esposo, quien tenía muchos hijos? Se nos dice que la segunda esposa de Elcana, Penina, fastidiaba a Ana constantemente para hacerle irritar y que se sintiera inferior (1Samuel 1:6). ¡Ana venció la crítica de Penina!

2- Vence las excusas

La Biblia nos dice que Ana luchó su primer año de infertilidad, siendo

atormentada constantemente por Penina. Hay una cierta pista de condescendencia cuando Elcana le sugiere que su esposa que él vale “más que diez hijos”, con esto está diciendo: “Ana, ¿por qué no te das por rendida con tu deseo de tener un hijo? Deja de orar. Deja todas esas cosas espirituales atrás. ¡Satisfácete conmigo! ¡Deja que yo sea el centro de tu universo!”. ¡Ana venció cualquier excusa y eligió confiar en Dios para cumplir su propósito!

3- Deja la condenación religiosa

La escena más triste en la historia de Ana ocurre cuando fue a la casa de Dios en Silo y se acercó al altar. Ella fue allí para pasar tiempo con el Señor, y uno esperaría ver que los ministros del Señor la apoyaran. Pero esto no es lo que sucedió. Mientras Ana lloraba amargamente ante el Señor, orando por un hijo y dedicándoselo al servicio de Dios, Elí, el sacerdote, la oyó desde su asiento cercano a la puerta del templo y enseguida ¡LA CRITICÓ! ¡Que tu fe venza la condenación religiosa! ¡Dios te sorprenderá!

4- Destruye la apatía

Cuando Dios quiere traer un Samuel al mundo, buscará a las Anas que están dispuestas a esforzarse. La espera de Ana fue mucho más largo que cualquier período normal de gestación. Oró desesperadamente por años, y nunca se dio por rendida. ¡Perseveró hasta tenerlo! Ana se anotó en la escuela de la oración perseverante, en un viaje de toda la vida diseñado para hacer crecer su fe, desarrollar su carácter, purificar sus motivos, probar su paciencia, incrementar su capacidad y experimentar el maravilloso amor de Dios. ¡Ana fue perseverante!

Un apunte final

No hay vuelta que darle al hecho de que la oración requiere persistencia. Jesús contó una parábola acerca de un juez injusto que le otorgó un pedido a una viuda porque ella lo fastidiaba (Lucas 18:1-8). Jesús preguntó: ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? (Ver. 7). ¿Eres tu la Ana que Dios esta buscando?

Jesús dijo: Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá (Mateo 7:8). Los verbos utilizados en el griego son del presente imperativo, que significan pidiendo, buscando y llamando constantemente.

Las oraciones prevalecientes requieren persistencia, pero cuando nos sentimos muy débiles para continuar hacia delante en la fe, el Espíritu provee la fuerza adicional.

Con amor… Equipo de #MujeresProfeticas

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