Tema 29: CONTENTAMIENTO
Capítulo 04: PATRONES EN EL REINO
Serie: EL REINO DE DIOS
Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4.12–13).
“El buen hábito del contentamiento produce un fuerte poder de Dios para lograr estabilidad emocional que lleva al logro de grandes objetivos”
PRINCIPIOS
1- La cultura en que vivimos siempre tratara de convencernos que los propósitos, metas, autoestima, ambición, deseos, deben estar totalmente ligados a las cosas materiales o aquellas que te hagan sentir “bien” desde la perspectiva humana más que espiritual. Para muchos, el mensaje del mundo es simple: haga todo el dinero que pueda, lo más rápido que pueda, para jubilarse lo antes posible, para disfrutar de una vida muy satisfactoria el mayor tiempo posible. Sin embargo debemos recordar las palabras del gran Pablo: Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto (1 Timoteo 6.7–8).
2- El contentamiento es un hábito difícil de formar cuando la ambición ha ganado espacio en el corazón. Este mundo nos dice que, si tenemos suficiente bienes y dinero, puede vivir libre de miedo y ansiedad. En otras palabras, según este mundo, deberíamos poner nuestra fe y seguridad en su valor neto, sus activos y su capacidad de generar ingresos para poder estar contentos. El consejo del Señor a través de su Palabra nos da claridad: Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré (Hebreos 13.5).
3- La verdadera paz financiera y la satisfacción provienen de aceptar el señorío de Dios sobre todas nuestras cosas, incluyendo nuestros bienes y dinero; administrando los recursos que nos confía de acuerdo con sus principios y valores, incluyendo los financieros. Por supuesto, la religión cristiana hace que nuestra vida sea mucho mejor, pero sólo cuando uno está contento con lo que tiene (1Timoteo 6.6; TLA). El contentamiento es un sentimiento de paz en nuestro corazón, cuando hemos decidido depender de la gracia de Dios en lo que obtenemos a través de su provisión.
4- Por supuesto esto no quiere decir que somos conformistas y nos estancamos en nuestro desarrollo y conquista. Estar contentos es la sensación que tenemos en nuestro espíritu que Dios nos guarda y protege en cada paso que damos. Si tenemos poco sabemos que Dios nos ayudará a tener más, si tenemos abundancia, sabemos que Dios nos ayudará a ser buenos administradores. Me alegro de ser débil, de ser insultado y perseguido, y de tener necesidades y dificultades por ser fiel a Cristo. Pues lo que me hace fuerte es reconocer que soy débil (2 Corintios 12.10; TLA). Desarrollar este buen hábito nos trae ese espíritu de paz que nada ni nadie puede robar para caminar en paz cualquiera que sean las condiciones.
CONCLUSIÓN
Mejor es lo poco con justicia que la muchedumbre de frutos sin derecho (Proverbios 16.8). El contentamiento esta ligado a la justicia, el caminar bajo la nube de los principios y valores del reino que nos dan paz y tranquilidad. Estar contento es una decisión, no es una opción, nosotros determinamos confiar en Dios en cada paso que damos para estar contentos con todo. Trabajar con este buen hábito tiene que ver con el ejercicio de la fe, sabemos que Jesús dijo: No te abandonaré ni te dejaré, estaré con ustedes hasta el fin del mundo.
DECLARACIÓN DE FE
Estoy contento cualquiera que sea mi situación, se que Dios es suficiente para darme tranquilidad en cada paso que dé, estoy confiando en todas las cosas que estoy en el hueco de su mano. ¡Amén!
ORACIÓN
Soy dichoso y bienaventurado de tener un Dios maravillosamente bueno, estoy contento bajo cualquier circunstancia que se presente en mi camino. Sé que mi Señor no me dejará ni abandonará porque su promesa es fiel. Seguiré confiado en su gracia y caminaré contento con todas las cosas, gracias Jesús por darme esta gloriosa oportunidad. ¡Amén!
Con amor… Dr. José Félix!!