AGAR

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Víctima de las circunstancias

Agar fue la sierva que dio a luz un hijo a Abraham a petición de Sara. Sin embargo, este no era el plan de Dios y causó celos y amargura en la vida de todos. Cuando Sara le ordenó a Agar que cohabitara con Abraham, la esclava hizo lo que le dijo. Es poco probable que tuviera opciones.

¿CUÁL FUE LA REACCIÓN DE AGAR?

– ¡Fue víctima de las circunstancias!

– Le gustó la idea, al final podría tener una influencia mayor en su entorno.

– Podría ser una oportunidad para Sara, aunque tendría que darle a su hijo.

– Agar vio la posibilidad de escalar a nuevos niveles con Abraham.

¿Cuál es tu mirada? Como muchas mujeres hoy, Agar se convirtió en el centro de atención aunque no de la mejor manera. La envidia de otras mujeres, los celos de Sara, los malos comentarios, lo confuso del asunto, los problemas del presente y los que estaban por venir.

¿Te has metido en algún problema aunque no estaba en tus planes? Es posible que los tuyos sean muy pequeños a la dimensión de los problemas del futuro de Agar. A medida que estudiemos la vida de Agar, seremos alentadas por la gran misericordia y el cuidado amoroso que mostró Dios en su momento de necesidad.

LA VIVENCIA DE AGAR

No sabemos nada sobre su origen o familia, excepto que ella era una sierva egipcia de la esposa de Abraham (Génesis 16:1). Podemos suponer que ella era una esclava que Abraham compró para Sara cuando estaban en Egipto.

Como sierva de Sara, Sara tenía derechos legales sobre Agar para hacer lo que quisiera. Como Sara no podía concebir hijos, le dio a su sierva Agar a su esposo para que pudiera tener hijos en su lugar. Esta era una costumbre compatible con los principios morales de la época.

Sin embargo, este no era el criterio moral de Dios, ni era su voluntad para Abraham y Sara. Cuando Sara notó que Agar estaba embarazada, sintió celos. La idea original de Sara ahora tendría consecuencias graves, su “volcán emocional” de estaría haciendo erupción hasta el punto de tener coraje contra quien le “prestó el vientre” para tener un hijo.

Seguramente Abraham se daba cuenta de la dureza de Sara con su sierva Agar, pero no hacia nada. La situación de la esclava era tan difícil que un día huyó al desierto (Génesis 16:6-11). En esa aventura Agar tiene un encuentro con el mismo ángel del Señor, quien le hace la promesa: Multiplicaré en gran manera tu descendencia, de modo que no serán contados porque son muchos.

El ángel del Señor le da el nombre del hijo que lleva en su vientre y la alienta: Estás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor te ha ayudado en tu aflicción. Aunque Agar hizo como cualquier mujer: ¡Salir huyendo de los problemas! Dios la protegió y la regreso a casa. Agar tuvo la oportunidad de conocer de manera íntima al Dios de los hebreos y le dice: Tú eres Dios que ve (Génesis 16:13).

El ángel del Señor le dijo a Agar que volviera y se sometiera a su señora. ¡Solo imagina lo difícil que debe haber sido para Agar escuchar esas palabras! ¿Aquella entrevista única y poderosa con el “Dios que ve” le dio a Agar el coraje para obedecer y regresar a casa de sus amos!

El “Dios que ve” esta atento a nuestras necesidades, ve nuestros corazones y conoce nuestras luchas en cualquier circunstancia. Al darnos cuenta de cómo Dios nos ve y nos conoce, nuestra fe puede crecer: Jesús dijo: Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios (Mateo 5:8). ¡La historia de Agar es un testimonio de este versículo!

LA HISTORIA CONTINUA… DOS HIJOS… DOS NACIONES

Después de su experiencia con el ángel del Señor en el desierto, Agar volvió a Sara y tuvo un hijo de Abraham y lo llamó Ismael. La Biblia dice que Abraham tenía 86 años cuando nació Ismael y 100 años cuando nació Isaac. Esto significa que durante 14 años Sara tuvo que ver nacer al hijo de su marido de otra mujer. Por eso, no es tan difícil comprender la tensión que se suscita entre Abraham, Sara, Agar e Ismael.

Finalmente Sara dio a luz a Isaac. ¡Los problemas se hicieron aún más grandes! Ismael se burló de Isaac en la fiesta donde se celebraba el destete del niño. Para Sara, ese era el límite, y no pudiendo soportar más esa situación, le pidió a Abraham que expulsara a Agar.

Por segunda vez, Agar se encontró en el desierto. Sin embargo, ella no fue de buena gana, sino porque había sido expulsada, como lo describe la Biblia. ¿Que pensaría Agar al ver a Abraham que no le importó que solo llevaba unos cuantos panes en su bolsa? Abraham tomó pan y un odre de agua, los puso sobre la espalda de Agar, le dio el niño y la despidió. Ella se fue, vagando por el desierto de Beerseba.

Mientras que veía a su Ismael debajo de un arbusto, pensando que moriría, Agar ¡ALZÓ LA VOZ Y LLORÓ!

¡La Escritura dice que Dios escucho el llanto del muchacho adolescente! ¿Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del niño, de ahí dónde está. Levántense, levanten al muchacho, tomen su mano, porque yo haré de él un pueblo grande. ¡El “Dios que ve” estaba presente de nuevo!

Ya que Agar era una víctima inocente, Ismael también lo era, quizás incluso más, porque no tuvo opciones al nacer. Sin embargo, Dios cumplió su promesa e hizo de los descendientes de Ismael una gran nación, las naciones árabes de hoy.

Los mismos celos y conflictos de la historia temprana de estas dos naciones son evidentes hasta el día de hoy en los conflictos en el Medio Oriente.

LECCIONES QUE PODEMOS APRENDER

– Deberíamos aprender a no tomar elecciones apresuradas y sin estar en la voluntad de Dios.

– A protegernos de las tentaciones, incluso cuando se nos imponen.

– La vida de Agar revela el cuidado y la preocupación que Dios muestra por los necesitados y los humildes.

– Agar también nos enseña que podemos encontrar refugio en Dios en medio de las situaciones más adversas de la vida.

– Tal como vimos en la vida de Sara, la historia de Agar nos recuerda cuán soberano es Dios. Muestra sus planes y siempre cumple lo que promete.

– Cuando aceptamos lo que Dios permite que suceda en nuestra vida, podemos decir como David: El camino de Dios es perfecto (Salmo 18:30).

– Si amamos a Dios, todas las cosas serán para bien, según el propósito de Dios para nuestras vidas. Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Romanos 8:28).

ALGUNAS PREGUNTAS DE REFLEXIÓN

1- ¿Por qué fue incorrecta la actitud de Sara al ofrecer a su esclava para que cohabitara con Abraham?

2- ¿Qué cualidades de carácter mostró Agar cuando se enfrentó al ángel del Señor?

3- ¿Cómo percibes la situación entre Sara y Agar viviendo juntas?

4- ¿Qué consecuencias podemos ver todavía como resultado de este drama de la vida real?

5- ¿Cuáles son dos enseñanzas acerca de Dios que podemos aprender de la vida de Agar?

Con amor… Equipo de #MujeresProfeticas

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